(Conversando con mi amado Jesucristo)
Con mis alas heridas
¿Porqué me retienes? ¿Porqué aprisionas en tus manos mis pobres alas heridas?
Déjame volar; quiero escapar hacia mis anhelos. Me han herido, es verdad, me
han hecho daño. Mis latidos se debilitaron; mis ojos se entristecieron, porque
destrozaron mi nidito, en el que yo habitaba con mi compañero. Él se ha ido
muy lejos, y nunca volvió a encontrar el camino de regreso.
Aunque vivo con mis polluelos, ya mi nido no es un hogar, es sólo una
habitación, es sólo una vivienda de paja deshilachada. Me prometiste que
lo atraparías a él, y que detendrías su alocado vuelo, para aprisionarlo conmigo
entre tus manos. Pero no lo veo a él, ni escucho su dulce canto, en cambio
hay cuervos malvados que chillan a mi alrededor, dándome picotazos que me
lastiman. Quiero escapar hacia él, y buscarlo entre las débiles ramas, que
surcan el inmenso jardín del mundo.
Quiero ir hacia él, tropezando con mis alas heridas, quiero buscarlo entre
los árboles, y preguntarle si aún habrá tiempo, para formar otra vez un nido
de amor e ilusiones. Pero tengo miedo, porque mis alas están muy
lastimadas, y al tratar de alzar el vuelo, desde tus manos hacia su pecho,
puedo caer dando tumbos, y llegar al fondo de un abismo oscuro.
INGRID ZETTERBERG
De mi poemario
"Jardines de antaño"
Derechos reservados
Safe Creative Cta. 1006080193112