TU VOZ AUSENTE
Un torrente
de hojas pardas,
semi oscuras
y enfermas,
caen debilitadas
de las murallas
de la noche.
Es tarde,
y la angustia
se ha extendido
como el otoño,
hasta tu voz
que no se oye.
Mañana dime
que tú no eres
como esas hojas
que cayeron
vencidas.
De rodillas he visto
la cima del dolor.
El alto otoño errante,
atravesando
los ríos del verano.
Mañana, deja que tu voz
me rescate
de este abismo implacable.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi
amada hija Claudia
Año 2,004
De mi poemario
"Los girasoles eternos"
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