SENTIR DE MADRE
Siento punzadas en mi corazón al ver tu fotografía.
Vivo extrañándote como si estuvieras lejos,
pero estás en mis ojos, y en mi costado herido.
Mañana saldrás con tus amigos, los que bromean y
sueñan tus propios sueños juveniles.
Y un pedazo cansado de mi alma, te seguirá a pie
por las calles.
En los escondrijos de la noche me iré tras de ti.
Cuando cierras tu puerta y callas, todas mis
ilusiones se sepultan en la oscura madrugada.
Y veo que el tiempo que me resta es incierto.
La vida se me va con cada tarde.
Me gusta abrir las puertas de mi jardín,
amada hija mía, y darte una a una, las flores más
escogidas, las que brotaron más blancas y puras,
y tienen sus raíces incrustadas en mi alma.
Pero tus ojos adormecidos, de jovencita
ilusionada, miran otras cosas, que no comprendo,
ajenas a mis años.
Hijita amada, saldrás con tus amigos mañana;
y yo estaré esperando tu voz, tus pasos, la luz
de tu ventana.
Y volverá mi ansiada paz en tu rostro salpicado
de alegría.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amada hija Stephanie
De mi poemario
"Jardines de antaño"
Derechos reservados
Safe Creative Cta. 1006080193112