LA TRISTEZA DE UN ÁNGEL
Amado niño mío,
que abrazado a tu peluche duermes,
¡cuánta ternura hay en tus ojos!
y en esas lágrimas
que inocente viertes.
Tu padre hizo con sus manos
ese juguete de peluche
y te lo obsequió una tarde de verano.
Único recuerdo
para tus ojos inocentes
es aquel regalo de papá.
Mamita te llevó muy lejos
a vivir a otra ciudad,
y tú meces en tus brazos
aquel suave peluche
y preguntas con tus ojos de tristeza:
¿Cuándo volverá papá?
INGRID ZETTERBERG
(Inspirado en las vivencias
y sentires de mi adorado
nietecito Adrián)
Año 2,010
De mi poemario
"Por el valle de los aromas"
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