De tu mano
Madre, hoy te debo este mantel, sin pan; vacío de tazasrebozantes de ternura y rezongos de tu voz....oscurece.
¡Si supieras el frío que esta tarde deambuló por mi casa!Los niños murmuran en la sala, delicias infantiles, que ya no encajan en mi tamaño ser. Pero aún me siento niña, porque me hace falta aquella vieja cocina, donde humeabael pan de tu cansancio, porque murió el camino, que recorríde tu mano.
Madre, que importa si ya pasó el verano con su música; el invierno también suele regalarnos flores.
INGRID ZETTERBERG
De mi poemario"Jardines de antaño"
Derechos reservadosSafe Creative Cta. 1006080193112
De tu mano
Madre, hoy te debo este mantel, sin pan; vacío de tazas
rebozantes de ternura y rezongos de tu voz....oscurece.
¡Si supieras el frío que esta tarde deambuló por mi casa!
Los niños murmuran en la sala, delicias infantiles, que ya
no encajan en mi tamaño ser. Pero aún me siento niña,
porque me hace falta aquella vieja cocina, donde humeaba
el pan de tu cansancio, porque murió el camino, que recorrí
de tu mano.
Madre, que importa si ya pasó el verano con su música;
el invierno también suele regalarnos flores.
INGRID ZETTERBERG
De mi poemario
"Jardines de antaño"
Derechos reservados
Safe Creative Cta. 1006080193112