MADRE E HIJA
Tu lucecita
está apagada,
en tu cuarto
de cortinas desvaídas
y muebles de paja.
¡Y cómo te amo
en ese silencio tuyo
que hace consumir
mi vida!
Cuando tu voz se apaga,
¡cómo te extraño
hija mía!
Mis versos
viajan hacia ti
para alcanzar
tus manos.
Pasarán los meses
y los años,
con sus amargas
tristezas
y sus amables alegrías.
Y tú siempre
serás mi amiga;
la que me habla
de sus tiernos secretos.
Juveniles confesiones
que yo encierro
en un rincón de mi pecho.
Guarda mi canción
que te ofrendo,
guárdala en un resquicio
de tu corazón.
Recibe mi canto
inspirado
que traspasa
la noche y el alma.
Mañana
volverá tu risa
a despertar
mi ilusión dormida.
Y celebraremos
con nuestro dulce pan
la dicha de ser
madre e hija.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amada
hija Stephanie
De mi poemario
"Ciento cincuenta
poemas del alma"
Derechos reservados
Safe Creative Cta. 1006080193112